Brain connectomics: From maximizing subjects’ identifiability to disentangling heritable and environmental traits

11 de junio de 2019.

En el siglo XVII, el médico Marcello Malpighi observó la existencia de patrones de crestas y glándulas sudoríparas en las yemas de los dedos. Esto constituyó un avance significativo y originó una larga y continua búsqueda de formas para identificar inequívocamente a individuos basándose en las huellas dactilares.
 
En la era actual, el concepto de fingerprinting se ha expandido a otras fuentes de datos, tales como el reconocimiento de voz y los escáneres de retina. No ha sido hasta los últimos años que las tecnologías y metodologías para la obtención de imágenes cerebrales humanas individuales han alcanzado una alta calidad de los datos y, en consecuencia, han logrado estimar la conectividad estructural y funcional. En este contexto, el próximo reto en la identificación personal recae en los datos cerebrales, particularmente en las redes cerebrales, tanto estructurales como funcionales.
 
En esta charla, el dr. Joaquín Goñi, que lidera el CONNplexity Lab en la Purdue University, nos presentó cómo la huella individual de un conectoma estructural o funcional humano (representado como una red) puede maximizarse a partir de un procedimiento de reconstrucción basado en la descomposición por grupos en un número finito de modos de conectividad cerebral ortogonales.
 
Al usar datos del Proyecto Conectoma Humano y de una cohorte local, también mostró diferentes líneas derivadas de este trabajo, incluyendo una versión extendida del framework para identificación inter-escáner y una versión extendida del framework para discernir entre características heredables y ambientales de las redes cerebrales.